El verano está a la vuelta de la esquina y con él aparecen las frutas típicas de esta estación. La más famosa de todas, la sandía. ¿Sabes por qué?
Las altas temperaturas que se viven durante los meses de verano invitan a incorporarla a nuestra dieta, pues al estar compuestas en un 93% de agua son una importante fuente de hidratación.
En cuanto a su valor nutricional, es una fruta que contiene muy pocas calorías, destacan su alto contenido en vitaminas A y E y es rica en fibra y antioxidantes.
Su sabor dulce y refrescante y su fácil digestión fuera de las comidas, la convierten, más allá de un simple postre, en el tentempié ideal para los días más calurosos del verano.
¿Quieres sacar todo el jugo a las propiedades de la sandía?
Tómala en ayunas o fuera de las comidas ya que, al ser prácticamente agua, cuando la tomas en el postre diluye los jugos gástricos y retrasa la digestión de los alimentos, provocando sensación de plenitud.
¿Cómo elegir una buena sandía?
El truco para elegir una buena sandía es darle golpes con los dedos o la palma de la mano. Si está madura debe sonar a “hueco”.